Tengamos presente que como ya vimos en el artículo anterior, que todo es energía. La Creación es energía vital. Una energía que cuenta con distintas manifestaciones o niveles de sutilidad, que producen unas vibraciones más o menos elevadas, así como un colorido y tonalidad diferentes en cada individuo (el áura).
En nuestro día a día, vivimos sometidos a todo tipo de focos vibratorios. En unos casos corresponden a otros seres encarnados que puedan entrar en contacto con nosotros. Y aquí vamos a ahondar más profundamente, ya que la influencia vibratoria a la que nos vemos sometidos por un espíritu encarnado puede producirse por distintas vías:
- Por interacción física directa entre dos o más focos vibratorios. Es el caso más fácilmente perceptible, puesto que la proximidad de ambos focos produce un intercambio energético.
- Por manifestaciones verbales que produzcan decretos energéticos. En este caso uno o varios focos pueden encadenar toda suerte de maldiciones verbales (entiéndase como tal a "mal decir", es decir, desear mal a otro) hacia otros. O por el contrario, bendiciones verbales que generen bienestar.
- Por pensamientos generados por uno o varios focos vibratorios. Este es el caso más común, puesto que la inmensa mayoría de la sociedad se mueve por pensamientos. La mente tiende a interpretar y a juzgar todo aquello que nos rodea. Estos pensamientos son dardos energéticos que son conducidos hacia otro foco.
- Por interacción postural. Aquí debo primero decirles que en nuestro sistema sutil, tanto las palmas de las manos como las plantas de los pies juegan una importancia capital en la circulación energética. Así cuando extendemos las palmas de las manos hacia otro foco energético, nuestro sistema lo interpreta como una señal de abrir compuertas para percibir y/o absorber la energía del otro foco. Por esto debemos tener especial cuidado hacia quien o que ponemos nuestras manos. Por otro lado, nuestros pies son el cable a tierra de nuestro sistema sutil. No es adecuado poner nuestros pies hacia otra persona, puesto que aquellas energías que nuestro sistema energético suela desechar saldrán por esta vía. Por esto es importante que estemos con los pies en contacto con el suelo el mayor tiempo posible, y a ser posible descalzos.
Debemos tener cuidado con los pensamientos que genere nuestra mente y hacia donde los dirijamos. Cuidar nuestros decretos verbales, pues cuentan con un indudable poder de afectación. Y en mayor medida, cuidar las interacciones directas con lo que nos rodea, manteniendo una postura adecuada de manos y pies.
En muchas culturas orientales, las posturas están bien definidas en sus hábitos de comportamiento. Así, jamás se sentarán con los pies hacia ti, puesto que se interpretaría como una evidente falta de respeto, e incomodaría a la otra parte. Lo que sí harían es, en caso de que estimen que tu nivel vibracional es elevado (maestros espirituales) dirigirían las palmas de sus manos hacia ti con la finalidad de absorber este torrente energético para elevar sus vibraciones.
También es común que ciertos sitios porten unas vibraciones más o menos elevadas, por lo que debemos poner especial atención de no contaminarnos de la energía vibracional de lugares de bajo calado energético.
Pero no todo queda ahí, también existen intercambios energéticos con espíritus desencarnados, que pueden ser entorpecidos, demonios o seres de luz. ¿Y cómo se producen estas interacciones?. Pues exactamente igual que entre dos o más seres encarnados. Lo que ocurre es que casi nadie es consciente de ello.
Son muchos los desencarnados que pululan alrededor nuestro solapando constantemente su campo vibracional con el nuestro. La resulta de tales interacciones es todo tipo de malestares físicos y mentales en caso de que el foco vibratorio sea oscuro, o por el contrario, presentarse un bienestar inesperado de satisfacción y paz ante un foco de alto calado vibracional.
Se preguntarán que pueden hacer al respecto si no son capaces de percibir a estos seres. Pues bien, despertar la consciencia. ¿Y cómo se hace esto?. Siguiendo cuatro sencillos pasos:
- Siguir las pautas de comportamiento que hemos tratado en este artículo para no contaminarnos ni contaminar a otros energéticamente.
- Equilibrar nuestro sistema sutil (chakras y canales energéticos) y establecimiento de la realización del ser por invitación a la kundalini para que nos abra la consciencia.
- No generar más karmas.
- Meditar cada día en la contemplación de nuestro ser (dedicar unos minutos diarios a este fin).
A menor escala dos individuos se asocian por compartir más o menos el mismo nivel de vibraciones. A una escala mayor, una ciudad o un país tienen las vibraciones que resultan de la interacción entre todos los focos energéticos que lo componen. Y así sucede en el planeta, donde todos contamos con una gran responsabilidad en cuanto a las vibraciones que aportamos al colectivo.
Nuestro planeta interactúa a gran escala energética con otros planetas, y el sistema solar con otros sistemas planetarios, y así en un largo etcétera de interacciones.
Meditemos sobre ello y seamos responsables por la parte que nos toca...
fantastico el articulo...cada vez aprendo mas cuanto debemos de absorber de la cultura oriental, sin duda, la mas cercana a lo espiritual
ResponderEliminarExcelente artículo Carlos
ResponderEliminar