Krishna es, sin duda, uno de los grandes avatares venidos a este mundo a mostrarnos el Camino. En su caso a establecer la cualidad de ser testigo desapegado de lo que acontece. Krishna actúa sin apegarse a las acciones. Obra porque ha de hacerlo, pero no queda ligado al resultado de las mismas. Sin duda, simboliza al perfecto comunicador. Su palabra es música para el espíritu. Además, establece el Yoga como el camino de unión íntima con Dios.
Sus palabras son, a mi entender, una ambrosía que hace que nuestro espíritu vibre con el gozo de la Verdad. Sus enseñanzas nos deben invitar a una profunda reflexión que derive, sin duda alguna, en la práctica del Yoga.
Krishna entiende el Yoga como la conexión con la divinidad a través de la meditación contemplativa. No equivoquemos el término, pues literalmente significa "unión con Dios". Lógicamente, en estos tiempos el Yoga en muchas ocasiones se ha desvirtuado de su esencia principal, que no es otra que la conexión con nuestra Realidad espiritual.
Diversos episodios de la vida de Krishna vienen recogidos en una publicación denominada Mahabaratha del siglo III a.C., pero el pasaje más extraordinario de este libro se desarrolla en el Bhagavad Gita (El canto del Señor), donde el maestro Krishna se ve en medio de una batalla entre sus primos que pertenecen a dos clanes, los Pandava y los Kaurava.
Krishna accede a ser el cochero de su primo Arjuna del clan de los Pandava, que se muestra dubitativo, conturbado y abatido en medio del fragor de la batalla, ante el inminente enfrentamiento a muerte con sus primos. Es entonces cuando comienza el extraordinario mensaje del gran maestro Krishna dirigiéndose a Arjuna, y en definitiva, a todos nosotros...
"El hombre versado en la ciencia espiritual, no tiene lágrimas ni para los muertos ni para los vivos, porque yo mísmo jamás he dejado de existir, ni tú mismo, ni tus oponentes, ni en adelante ninguno de ustedes dejará de existir..."
Krishna se dirige a Arjuna para que siga adelante en su cometido en esta existencia física, puesto que ninguno de los oponentes en la batalla morirá realmente. Establece la inmortalidad del espíritu.
"...No hay existencia posible para lo que no existe, ni puede cesar de existir lo que existe..."
Aquí el gran maestro igualmente muestra con bellas palabras que el cuerpo físico es una mera ilusión pasajera, y que Realmente no existe. De igual manera la muerte no puede alcanzar a lo que existe, que es el espíritu.
"...Están en un error aquellos que opinan que el espíritu mata o que se le puede matar; pues ni mata, ni puede ser matado. Nunca ha tenido nacimiento, ni tampoco está sujeto a la muerte; porque no habiendo jamás sido llamado a la existencia, ¿cómo puede dejar de existir?..."
Una vez más el maestro Krishna deja patente que el espíritu es eterno, indestructible e imperecedero.
"...Haz que el móvil de tus actos sea el acto mismo, y no las ventajas que de él puedas sacar; no te incite a la acción el aliciente de la recompensa, ni permitas tampoco que tu vida se disipe en la inacción..."
Como ya vimos en un artículo anterior, la única manera de escapar de la rueda de la reencarnación y ascender, es renunciar al resultado de nuestros actos, perdonando tales resultados en un sentido u otro. Al mismo tiempo Krishna también nos advierte del otro extremo, el de la inacción o práctica de la meditación, donde tampoco debemos disiparnos en su práctica sin un sentido espiritual.
"...Cuando tu mente, apartada de toda doctrina, haya logrado el reposo y la estabilidad en el Supremo Espíritu, entonces alcanzarás la Unión Espiritual, y con ella la suprema sabiduría..."
En este caso se establece que hemos de meditar sin suscribirnos a ninguna doctrina, de tal forma que con la práctica alcancemos el silencio derivado de la ausencia de pensamientos, que nos conduzca al Yoga o unión con Dios. Comienza a establecerse en nosotros la sabiduría del espíritu.
"...Lo que es noche para las multitudes que carecen de iluminación espiritual, es día a los ojos del hombre que se domina a sí mismo; y lo que es día para aquellos, es considerado como noche para el sabio dotado de discernimiento..."
Se nos indica que la Realidad del espíritu entra en contraposición con la realidad de los sentidos, así, lo que para el sabio practicante de la meditación que dirige preferentemente su atención hacia la Realidad del espíritu, es día, ocurre lo contrario para aquellos que viven el desenfreno de los sentidos.
"...Es de sabios ver en la acción, inacción y en la inacción, acción..."
Krishna pone de manifiesto que con la acción debemos renunciar al resultado de la misma. Por otro lado, en la práctica de la meditación aparentemente inactiva, realmente estamos en plena acción del espíritu.
"...Es el deseo lo que arrastra al hombre. Es la cólera nacida de la cualidad pasional, siempre insaciable y origen de todos los males. He aquí el enemigo del hombre en la tierra..."
Como ya hemos visto, para la mayor parte de la humanidad, la energías reinantes son las del deseo y la acción subsiguiente, el par de opuestos que nos gobiernan en un movimiento pendular de ida y vuelta continua. De esta suerte somos presa de una ilusión que nos impide alcanzar la Realidad espiritual. Este es sin duda nuestro particular infierno.
"...Yo he pasado como tú, por numerosos nacimientos; todos ellos me son conocidos, pero tú no conoces los tuyos. Aún cuando por mi naturaleza no tengo principio ni fin, y soy eterno en todo cuanto existe, teniendo yo entero dominio sobre mi naturaleza, nazco por virtud de mi propio poder de ilusión..."
Como un avatar que es, Krishna al igual que todos nosotros ha reencarnado muchas veces. La diferencia estriba en que un ser ascendido es consciente de todas ellas, y el resto no. Así, él ha escogido nacer para aleccionarnos en el camino del espíritu por voluntad propia.
"...Aún cuando tu fueres, entre todos los pecadores, el más grande de ellos, podrías cruzar sano y salvo el océano de los pecados con la barca de la sabiduría espiritual..."
Una vez más, deja patente que para el que alcanza la sabiduría por la práctica del Yoga meditativo, todos los karmas o pecados son disueltos, obteniendo entonces la Libertad.
"...Esfuérzate en elevar el yo por medio del YO, y no permitas que el yo caiga en la degradación. Verdaderamente el Yo es el amigo del yo, asimismo el yo es el enemigo del Yo..."
Pone de manifiesto que la personalidad terrena debe elevarse por la práctica del Yoga meditativo. Siendo el Yo amigo del yo cuando se ha vencido a sí mismo, de la misma manera el Yo es enemigo del yo por sus deseos indómitos e irrefrenables.
"...El Yoga, que es el bálsamo de toda pena y dolor, únicamente lo consigue aquel que es sobrio en la comida y en los placeres y moderado en el sueño y en la vigilia..."
Establece que para escapar de los extremos energéticos, debemos situar la atención en el camino medio de la moderación a través del Yoga o meditación.
"...El Yogui es superior al asceta, es considerado más eminente que el sabio y hasta más grande que el hombre de acción. Así pues, procura convertirte en un Yogui..."
El Yogui o practicante de la meditación tiene su atención en el Yo de manera desprendida, luego este es el camino que debemos emprender, por encima de prácticas tortuosas o de prolongadas acciones.
"...Por efecto de la ilusión de los pares de opuestos, engendrada por la atracción y la repulsión, todas las criaturas de este mundo viven sumidas en el engaño..."
La mayor parte de la humanidad no es consciente de la Realidad espiritual, y vive la ilusión de una existencia carnal fundamentada en el bien y el mal.
"...Luz y tinieblas: he aquí las dos eternas sendas de este mundo. Por la una van aquellos que parten para no volver más, y por la otra marchan aquellos que deben regresar..."
Krishna deja claro que tenemos dos opciones: por un lado, las tinieblas de la reencarnación derivada de karmas contraídos, y por otro lado, la opción de liberarnos con la ascensión a través de la práctica del Yoga.
"...Yo Soy el espíritu que mora en el corazón de todos los seres. Yo Soy el principio, el medio y el fin de todas las cosas..."
Pone de manifiesto sus cualidades divinas a través del Yo Soy, y en íntima relación con Jesús, establece ser el principio y el fin.
"...Porque como quiera que el espíritu reside en la naturaleza material, experimenta las cualidades nacidas de esta última, siendo su apego a dichas cualidades la causa de que se reencarne en una matriz buena o mala..."
Como ya hemos visto anteriormente, el espíritu encarnado es presa de la ilusión de los sentidos físicos, y el resultado de tales apegos condiciona que los karmas generados deriven en una reencarnación agradable o desagradable, pero siempre justa.
"...Sattva, Rajas y Tamas, éstas son las cualidades que surgen de la naturaleza, aprisionando en el cuerpo al eterno e indestructible señor del cuerpo...De Sattva procede el conocimiento, de rajas se originan el ansia y el deseo y de tamas nacen la apatía, el error y la ignorancia..."
Krishna nos hace partícipes de las 3 cualidades que dominan la naturaleza humana. Y volviendo al artículo en el que tratamos el sistema sutil energético de nuestro ser, donde existen 3 canales de energía. Así, el canal derecho tiene una energía rajas (canal de la acción); el canal izquierdo tiene una energía tamas (canal de los deseos); y finalmente el canal medio produce una energía Sattva (camino medio a la iluminación).
"...Cuando el habitante del cuerpo ha franqueado las tres cualidades, de las cuales deriva la producción de todos los cuerpos, se sustrae al nacimiento, a la muerte, a la decrepitud y al dolor, y bebe el néctar de la inmortalidad..."
Con la iluminación espiritual dejamos atrás las tres naturalezas energéticas que proponían nuestro encierro carnal, postulándose la ascensión del espíritu.
"...El hombre que consigue apartarse de las 3 puertas de las tinieblas, que son concupiscencia, la cólera y la codicia, labra su propia felicidad, y de esta suerte se encamina hacia su fin supremo..."
Estas 3 puertas conducen, entre otras tantas, indudablemente al espíritu, al infierno de la reencarnación. Así, si se aleja de ellas podrá optar a la ascensión.
"...De tres clases es el fruto de la acción que, después de la muerte, recoge el hombre que no practica el desprendimiento: bueno, malo y mixto. Mas aquel que se abstiene de la acción, no recoge fruto alguno..."
Si renunciamos a los frutos de nuestras acciones, quedaremos libres del resultado de las mísmas. Para ello deberemos usar el perdón que transmute las mismas. Por el contrario, el karma generado puede ser bueno, malo o mixto, en este último caso es indiferente para nuestro devenir.
"...Prescinde de todos los deberes religiosos, y ven a Mí como tu único refugio. No temas que Yo te liberaré de todos tus karmas..."
Finalmente el maestro establece la entrega y la renuncia como medio para alcanzar la Libertad. Propone el desapego como pabellón a enarbolar, y el Yoga como el sendero por el que el sabio discurra hacia la divinidad.
Y ante esa magna enseñanza, Arjuna eleva su consciencia, de manera que toda duda se disipa en cuanto al destino que ha de cumplir. De esta forma se aventura en la batalla, e inicia la lucha, pero desde una actitud de renuncia, lo que le hace actuar sin hacerlo. Luego escapa a la ilusión del mundo terreno liberándose de todo efecto causal.
Sus palabras son, a mi entender, una ambrosía que hace que nuestro espíritu vibre con el gozo de la Verdad. Sus enseñanzas nos deben invitar a una profunda reflexión que derive, sin duda alguna, en la práctica del Yoga.
Krishna entiende el Yoga como la conexión con la divinidad a través de la meditación contemplativa. No equivoquemos el término, pues literalmente significa "unión con Dios". Lógicamente, en estos tiempos el Yoga en muchas ocasiones se ha desvirtuado de su esencia principal, que no es otra que la conexión con nuestra Realidad espiritual.
Diversos episodios de la vida de Krishna vienen recogidos en una publicación denominada Mahabaratha del siglo III a.C., pero el pasaje más extraordinario de este libro se desarrolla en el Bhagavad Gita (El canto del Señor), donde el maestro Krishna se ve en medio de una batalla entre sus primos que pertenecen a dos clanes, los Pandava y los Kaurava.
Krishna accede a ser el cochero de su primo Arjuna del clan de los Pandava, que se muestra dubitativo, conturbado y abatido en medio del fragor de la batalla, ante el inminente enfrentamiento a muerte con sus primos. Es entonces cuando comienza el extraordinario mensaje del gran maestro Krishna dirigiéndose a Arjuna, y en definitiva, a todos nosotros...
"El hombre versado en la ciencia espiritual, no tiene lágrimas ni para los muertos ni para los vivos, porque yo mísmo jamás he dejado de existir, ni tú mismo, ni tus oponentes, ni en adelante ninguno de ustedes dejará de existir..."
Krishna se dirige a Arjuna para que siga adelante en su cometido en esta existencia física, puesto que ninguno de los oponentes en la batalla morirá realmente. Establece la inmortalidad del espíritu.
"...No hay existencia posible para lo que no existe, ni puede cesar de existir lo que existe..."
Aquí el gran maestro igualmente muestra con bellas palabras que el cuerpo físico es una mera ilusión pasajera, y que Realmente no existe. De igual manera la muerte no puede alcanzar a lo que existe, que es el espíritu.
"...Están en un error aquellos que opinan que el espíritu mata o que se le puede matar; pues ni mata, ni puede ser matado. Nunca ha tenido nacimiento, ni tampoco está sujeto a la muerte; porque no habiendo jamás sido llamado a la existencia, ¿cómo puede dejar de existir?..."
Una vez más el maestro Krishna deja patente que el espíritu es eterno, indestructible e imperecedero.
"...Haz que el móvil de tus actos sea el acto mismo, y no las ventajas que de él puedas sacar; no te incite a la acción el aliciente de la recompensa, ni permitas tampoco que tu vida se disipe en la inacción..."
Como ya vimos en un artículo anterior, la única manera de escapar de la rueda de la reencarnación y ascender, es renunciar al resultado de nuestros actos, perdonando tales resultados en un sentido u otro. Al mismo tiempo Krishna también nos advierte del otro extremo, el de la inacción o práctica de la meditación, donde tampoco debemos disiparnos en su práctica sin un sentido espiritual.
"...Cuando tu mente, apartada de toda doctrina, haya logrado el reposo y la estabilidad en el Supremo Espíritu, entonces alcanzarás la Unión Espiritual, y con ella la suprema sabiduría..."
En este caso se establece que hemos de meditar sin suscribirnos a ninguna doctrina, de tal forma que con la práctica alcancemos el silencio derivado de la ausencia de pensamientos, que nos conduzca al Yoga o unión con Dios. Comienza a establecerse en nosotros la sabiduría del espíritu.
"...Lo que es noche para las multitudes que carecen de iluminación espiritual, es día a los ojos del hombre que se domina a sí mismo; y lo que es día para aquellos, es considerado como noche para el sabio dotado de discernimiento..."
Se nos indica que la Realidad del espíritu entra en contraposición con la realidad de los sentidos, así, lo que para el sabio practicante de la meditación que dirige preferentemente su atención hacia la Realidad del espíritu, es día, ocurre lo contrario para aquellos que viven el desenfreno de los sentidos.
"...Es de sabios ver en la acción, inacción y en la inacción, acción..."
Krishna pone de manifiesto que con la acción debemos renunciar al resultado de la misma. Por otro lado, en la práctica de la meditación aparentemente inactiva, realmente estamos en plena acción del espíritu.
"...Es el deseo lo que arrastra al hombre. Es la cólera nacida de la cualidad pasional, siempre insaciable y origen de todos los males. He aquí el enemigo del hombre en la tierra..."
Como ya hemos visto, para la mayor parte de la humanidad, la energías reinantes son las del deseo y la acción subsiguiente, el par de opuestos que nos gobiernan en un movimiento pendular de ida y vuelta continua. De esta suerte somos presa de una ilusión que nos impide alcanzar la Realidad espiritual. Este es sin duda nuestro particular infierno.
"...Yo he pasado como tú, por numerosos nacimientos; todos ellos me son conocidos, pero tú no conoces los tuyos. Aún cuando por mi naturaleza no tengo principio ni fin, y soy eterno en todo cuanto existe, teniendo yo entero dominio sobre mi naturaleza, nazco por virtud de mi propio poder de ilusión..."
Como un avatar que es, Krishna al igual que todos nosotros ha reencarnado muchas veces. La diferencia estriba en que un ser ascendido es consciente de todas ellas, y el resto no. Así, él ha escogido nacer para aleccionarnos en el camino del espíritu por voluntad propia.
"...Aún cuando tu fueres, entre todos los pecadores, el más grande de ellos, podrías cruzar sano y salvo el océano de los pecados con la barca de la sabiduría espiritual..."
Una vez más, deja patente que para el que alcanza la sabiduría por la práctica del Yoga meditativo, todos los karmas o pecados son disueltos, obteniendo entonces la Libertad.
"...Esfuérzate en elevar el yo por medio del YO, y no permitas que el yo caiga en la degradación. Verdaderamente el Yo es el amigo del yo, asimismo el yo es el enemigo del Yo..."
Pone de manifiesto que la personalidad terrena debe elevarse por la práctica del Yoga meditativo. Siendo el Yo amigo del yo cuando se ha vencido a sí mismo, de la misma manera el Yo es enemigo del yo por sus deseos indómitos e irrefrenables.
"...El Yoga, que es el bálsamo de toda pena y dolor, únicamente lo consigue aquel que es sobrio en la comida y en los placeres y moderado en el sueño y en la vigilia..."
Establece que para escapar de los extremos energéticos, debemos situar la atención en el camino medio de la moderación a través del Yoga o meditación.
"...El Yogui es superior al asceta, es considerado más eminente que el sabio y hasta más grande que el hombre de acción. Así pues, procura convertirte en un Yogui..."
El Yogui o practicante de la meditación tiene su atención en el Yo de manera desprendida, luego este es el camino que debemos emprender, por encima de prácticas tortuosas o de prolongadas acciones.
"...Por efecto de la ilusión de los pares de opuestos, engendrada por la atracción y la repulsión, todas las criaturas de este mundo viven sumidas en el engaño..."
La mayor parte de la humanidad no es consciente de la Realidad espiritual, y vive la ilusión de una existencia carnal fundamentada en el bien y el mal.
"...Luz y tinieblas: he aquí las dos eternas sendas de este mundo. Por la una van aquellos que parten para no volver más, y por la otra marchan aquellos que deben regresar..."
Krishna deja claro que tenemos dos opciones: por un lado, las tinieblas de la reencarnación derivada de karmas contraídos, y por otro lado, la opción de liberarnos con la ascensión a través de la práctica del Yoga.
"...Yo Soy el espíritu que mora en el corazón de todos los seres. Yo Soy el principio, el medio y el fin de todas las cosas..."
Pone de manifiesto sus cualidades divinas a través del Yo Soy, y en íntima relación con Jesús, establece ser el principio y el fin.
"...Porque como quiera que el espíritu reside en la naturaleza material, experimenta las cualidades nacidas de esta última, siendo su apego a dichas cualidades la causa de que se reencarne en una matriz buena o mala..."
Como ya hemos visto anteriormente, el espíritu encarnado es presa de la ilusión de los sentidos físicos, y el resultado de tales apegos condiciona que los karmas generados deriven en una reencarnación agradable o desagradable, pero siempre justa.
"...Sattva, Rajas y Tamas, éstas son las cualidades que surgen de la naturaleza, aprisionando en el cuerpo al eterno e indestructible señor del cuerpo...De Sattva procede el conocimiento, de rajas se originan el ansia y el deseo y de tamas nacen la apatía, el error y la ignorancia..."
Krishna nos hace partícipes de las 3 cualidades que dominan la naturaleza humana. Y volviendo al artículo en el que tratamos el sistema sutil energético de nuestro ser, donde existen 3 canales de energía. Así, el canal derecho tiene una energía rajas (canal de la acción); el canal izquierdo tiene una energía tamas (canal de los deseos); y finalmente el canal medio produce una energía Sattva (camino medio a la iluminación).
"...Cuando el habitante del cuerpo ha franqueado las tres cualidades, de las cuales deriva la producción de todos los cuerpos, se sustrae al nacimiento, a la muerte, a la decrepitud y al dolor, y bebe el néctar de la inmortalidad..."
Con la iluminación espiritual dejamos atrás las tres naturalezas energéticas que proponían nuestro encierro carnal, postulándose la ascensión del espíritu.
"...El hombre que consigue apartarse de las 3 puertas de las tinieblas, que son concupiscencia, la cólera y la codicia, labra su propia felicidad, y de esta suerte se encamina hacia su fin supremo..."
Estas 3 puertas conducen, entre otras tantas, indudablemente al espíritu, al infierno de la reencarnación. Así, si se aleja de ellas podrá optar a la ascensión.
"...De tres clases es el fruto de la acción que, después de la muerte, recoge el hombre que no practica el desprendimiento: bueno, malo y mixto. Mas aquel que se abstiene de la acción, no recoge fruto alguno..."
Si renunciamos a los frutos de nuestras acciones, quedaremos libres del resultado de las mísmas. Para ello deberemos usar el perdón que transmute las mismas. Por el contrario, el karma generado puede ser bueno, malo o mixto, en este último caso es indiferente para nuestro devenir.
"...Prescinde de todos los deberes religiosos, y ven a Mí como tu único refugio. No temas que Yo te liberaré de todos tus karmas..."
Y ante esa magna enseñanza, Arjuna eleva su consciencia, de manera que toda duda se disipa en cuanto al destino que ha de cumplir. De esta forma se aventura en la batalla, e inicia la lucha, pero desde una actitud de renuncia, lo que le hace actuar sin hacerlo. Luego escapa a la ilusión del mundo terreno liberándose de todo efecto causal.