El espíritu en el momento de padecer la muerte física puede seguir distintos caminos, y mucho tendrá que ver en esta decisión su entendimiento de la mísma, así como la preparación y aceptación del nuevo estado.
En este artículo vamos a centrarnos en aquellos que tras morir quedan en un estadio intermedio entre este plano físico y el plano espiritual. Para ello nos dirigiremos a éstos como "seres entorpecidos" o comúnmente llamados "almas en pena".
¿Qué ocurre para que no den el paso hacia el plano espiritual?. Pues bien, esto ocurre por distintos motivos que iremos desgranando poco a poco.
Existen infinidad de situaciones que pueden conducir a un espíritu en el momento del óbito a no seguir el camino al otro plano que se les presenta en forma de hermoso túnel de luz..
Los motivos principalmente tendrán que ver con la poca preparación espiritual para reconocer la situación como natural y necesaria. Esto se deriva en apegos a este plano físico, como pueden ser los familiares, los hábitos, los financieros...
La negación del recién desencarnado a seguir el camino natural de las cosas puede producirse
- Como consecuencia de una muerte súbita que le deje sumido en un estado de shock.
- Por la imagen de su cuerpo inerte tras el óbito.
- Por su crueldad en su reciente vida corpórea.
- Por los vicios contraídos que le oscurezcan la visión de la realidad
- Por prácticas religiosas que le conduzca a error por no ser lo que esperaba.
- Por miedo a lo desconocido.
- Por practicas de magia negra y rituales oscuros.
- Por voluntad propia.
- Por ignorancia espiritual.
Es una situación de enorme sufrimiento y tristeza donde la mayoría de ellos suele contemplar la imagen de su cuerpo inerte de manera desconsolada. Suelen aferrarse a la vida física hasta tal punto, que pasado un breve espacio de tiempo y ante la negativa a seguir el túnel de tránsito entre planos, olvidan su condición de espíritu desencarnado.
En esta situación creen seguir con vida corpórea y "su realidad" se transforma en una terrible pesadilla.
Su obstinación les conduce a un estado de perturbación y su consciencia queda abstraída de la realidad de la situación quedando sumidos en el desconcierto.
En este momento retoman sus vidas como si no hubiera ocurrido nada. El hermoso sueño que supone el tránsito por el túnel de luz que nos devolverá a nuestra verdadera naturaleza, y donde nos recibirán nuestros guías espirituales y demás seres de luz, se transforma en un oscuro bucle de irrealidad.
Lo que sí es cierto es que cuanto más tiempo pasen en este estado más torpes o oscuros se volverán, y retomar la consciencia de la realidad les será cada vez más difícil.
De verdad que la situación es terrible. Imagínense el que ha muerto de un cáncer y sus dolencias siguen persistiendo aún sin cuerpo...¿Se imagina un dolor perpetuo?. Y de aquellos que practicaban hábitos como el alcoholismo y buscan desesperados un trago de alcohol deambulando por bares, ¡es demencial!. O el que ha sido apuñalado e intenta sacarse el cuchillo de manera infructuosa una y otra vez... Mediten sobre ello.
¿Y cuando acaba esta pesadilla?
Para algunos esta pesadilla puede acabar por la interacción de algún ser de luz que estime oportuno el despertar de este entorpecido. Para otros por las oraciones vertidas por sus seres amados para que estén en paz.
También, y lo que resulta más extraordinario, otros despertarán a la luz de la realidad por la acción espiritual de aquellos trabajadores de la luz, que aún encarnados y desinteresadamente son capaces de percibirlos. Aconsejando a los mismos sobre el error de su estado.
En este caso se valdrán de sus conocimientos espirituales apoyándose en el poder de la luz para reconducirlos en una experiencia liberadora extraordinaria.
Tras este despertar, el ser entorpecido se llenará de luz y entendimiento, de manera que las tinieblas de la ignorancia que lo envolvían queden atrás para siempre. Emprenderá entonces el tránsito a través del túnel de luz y se reencontrará por fin con su auténtica naturaleza espiritual de la mano de sus guías de luz.
Sintetizando el mensaje, debemos prepararnos para la partida de nuestro espíritu, teniendo presente que la muerte es sólo una etapa hacia la liberación. Dejemos de temerla y amémosla como parte fundamental de la creación.
Sin las herramientas de la muerte y la reencarnación no podríamos aspirar a la elevación y evolución de nuestro espíritu. Así que no sintamos apegos por lo que dejaríamos atrás, porque eso es producto de la ilusión de la vida terrena. Nuestra Realidad está en lo que somos, es decir, espíritu...
Muchos de ustedes en algún momento de sus vidas habrán percibido una presencia, o habrán sentido la pérdida de un ser querido al que se sentían muy apegados. Pues esos momentos son adecuados para que pidamos por ellos. Para que les indiquemos que han de continuar el camino. Y que aquí ya nada pueden o tienen que hacer. Recemos, sea cual sea nuestro credo, y desapeguémonos de su presencia, pues flaco favor les haríamos en caso contrario.
Sepan que en el fondo son como niños que están perdidos y buscan aunque sin saberlo una luz que les reconforte y les libere...¿Hay algo más hermoso y que prestar ayuda a un niño desvalido?...
¡Queden en paz!...