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domingo, 12 de febrero de 2012

CUARTO CHAKRA ANAHATA - SEGURIDAD, AMOR, RESPONSABILIDAD Y HERMANDAD.



  •    CUARTO CHAKRA ANAHATA.
   Sigamos profundizando en este maravilloso viaje que emprende kundalini para elevarnos a cotas más elevadas en el entendimiento de la Realidad. Es el momento de alcanzar el cuarto chakra, también denominado en sánscrito como ahahata chakra.

   Este centro energético se sitúa físicamente a la altura de nuestro pecho, es el chakra del corazón. Su energía controla la actividad de diversos órganos, pero principalmente son el corazón y los pulmones. Cuando kundalini alcanza este chakra, nuestra percepción de la Realidad cambia, ya que se produce una brecha en nuestro interior que nos permite abrirnos a la comprensión de todo aquello que nos rodea. Pasamos de ser simples individuos perecederos a espíritus imperecederos movilizados por el amor hacia toda la Creación. Este es el centro en el que el espíritu se manifiesta.

   Cuando se producen bloqueos en este centro, a nivel físico podremos padecer afecciones cardíacas y/o pulmonares. Así como el motor del cuerpo es sin duda el corazón, de igual manera este chakra simboliza el motor del espíritu, ya que sólo con un buen chakra corazón se movilizará nuestro espíritu...

"...Sólo por amor será salvo el hombre..."


   También se producen bloqueos en este centro cuando actuamos irresponsablemente, igualmente cuando nos cuesta relacionarnos con los demás. Pero por encima de todo, cuando sentimos miedo. Sin duda alguna, cuando kundalini nos inunda con su presencia en este centro, comienza a establecerse en nosotros el amor por los demás, y principalmente por nosotros mísmos. Damos un salto en la comprensión de la Realidad espiritual. De esta suerte, nos volvemos responsables en nuestras acciones, porque adquirimos consciencia de colectividad.

   Con un mayor torrente de kundalini aupándonos aún más, el chakra manifiesta todo su esplendor, y los miedos de antaño dan paso a la seguridad y la confianza plenas. Desde aquí observamos toda la Creación y el resto de individuos pasan a ser nuestros hermanos. El amor aparece movilizando todo nuestro espíritu, luego el trato hacia aquellos cambia indefectiblemente. Nos mostramos entonces abiertos a las relaciones con nuestros hermanos, y desde esta óptica la importancia de los lazos de sangre pierde peso. La hermandad será entonces una consigna del espíritu.

   Por tanto, el amor, la responsabilidad, la seguridad y la confianza se establecerán en nosotros como motor para emprender nuevas aventuras. Grandes maestros ascendidos han descendido entre nosotros para alentarnos en este camino, puesto que este chakra se sitúa en el medio del Camino, y por debajo de éste se halla nuestra naturaleza inferior, y por encima nuestra naturaleza superior.

   La meditación cuando este centro energético está medianamente saludable, nos traslada a un estado en el que se conjugan el amor y la seguridad, arrancando de nuestro interior toda suerte de temores que nos confundían en el entendimiento de la Realidad.

   Para contar con un buen chakra anahata debemos hacer esfuerzos para respetar a todos aquellos que nos rodean, empezando por nosotros mísmos. Nuestro actuar debe ser responsable, y deberemos abonarnos a las relaciones con el resto de nuestros hermanos. No nos cerremos al trato, abramos nuestro corazón de manera solidaria y desinteresada. Entendamos que ya no somos individuos, sino un único ser colectivo de apellidos "YO SOY EL QUE SOY".


   El cuarto chakra se percibe con un hermoso color verde, y se identifica con el aire como elemento. Así cuando respiramos tomamos el aire necesario para que nuestro corazón físico lata y dote de movimiento vital a nuestro cuerpo físico. De igual manera meditemos inspirando profundamente el Amor de nuestro Padre para que nuestro Corazón energético se abra y de esta suerte demos traslado a todos nuestros hermanos.

   Tengamos presente que a estas alturas del camino, donde nuestra Madre kundalini nos ha elevado en consciencia, ya estamos listos para reconocer nuestra naturaleza superior, y con ello salvarnos de la ilusión de este mundo.

   Si alguno de ustedes padece temores que le obstaculicen en su crecimiento, es el momento de disolverlos definifitivamente. El miedo no nos permite ser conscientes de la Realidad, y obedece a heridas pretéritas que ante un determinado estímulo producen una reacción opresiva. Es el momento en el que deberemos enfrentar nuestros miedos, primero desde el convencimiento de que lo pasado no cuenta, que para el espíritu que aspira a crecer sólo el presente es foco de su atención.

   Aún así, podemos ayudarnos del fuego como elemento disolutivo de estas energías pesadas y frías que nos condicionan en nuestro crecimiento espiritual. Para estos casos, cuando nos sintamos arrinconados y temerosos, meditemos con los pies en agua caliente, pero previamente disolvamos algo de sal gorda en ella.
Igualmente ayuda darse baños de agua caliente, para ayudar a calentar el desequilibrio energético.

   Por el contrario, si se es una persona irrespetuosa, tendente a la agresividad hacia los demás, deberá darse baños de agua fría, pues su energía sufre un desequilibrio tendente al extremo derecho. En definitiva, hemos de buscar el camino de la moderación como centro de nuestra atención, y abandonarnos a kundalini, para que ésta nos eleve en consciencia y nos brinde el establecimiento en nuestro interior de las cualidades divinas de la Creación.
 



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