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sábado, 4 de agosto de 2012

SOMOS PARTE DEL CAMBIO VIBRATORIO DEL PLANETA


Puesta de sol en Punta del Hidalgo (Tenerife)

 

   Muchos de ustedes se plantean el por qué de la vida, y si esta verdaderamente obedece a alguna causa ulterior que no fuera la de una simple y llana existencia que comenzara y finalizara sin más, como, por otra parte, parece ocurrir con toda especie en este planeta.


   Si nos atenemos a la ciencia, y mirando más profundamente a través de un microscopio electrónico, podemos observar que todo está vivo, sólo que con distintos niveles de energía vibratoria, es decir, aunque nuestros sentidos no alcancen a interpretarlo, la óptica electrónica nos indica que incluso los átomos que componen una piedra se encuentran en movimiento, aunque este sea más débil que el de cualquier mamífero o planta.


   Todo es energía vibratoria en continua evolución o cambio. La vida es un continuo proceso donde unas energías interactúan con otras, de manera que se asocien o repelan por causa de sus tendencias vibratorias.


   En el Universo todo está en continuo movimiento de cambio, y esto, a medida que la ciencia encuentra herramientas para profundizar, más aún si cabe, nos lleva a un punto en común con todo lo que nos rodea, de manera que llegará el día en que entendamos que somos parte indivisible de un Todo energético o Dios.


   Distintas etapas se han venido produciendo en la Tierra, donde generaciones han coexistido para interactuar entre sí con el único propósito del cambio o evolución. Crecemos con las interacciones vibratorias con el medio que nos rodea, del que forman parte aquellos entes energéticos encarnados o desencarnados que pululan a nuestro alrededor.


   La muerte es una falacia orquestada por nuestra mente, ya que tan solo es un proceso de cambio vibratorio. Y aquí sí que aún la ciencia no ha podido percatarse de la continuidad, pero sí del cambio vibratorio. Para la ciencia la vida después de la muerte física sigue siendo una quimera.


   Esto ocurre si interpretamos a través de los sentidos, sin embargo, existen otros caminos que nos fueron revelados a lo largo de los tiempos por distintos maestros, avatares o iniciados que encontraron el camino hacia nuevos horizontes de Realidad.


   Así como la carne y la mente son la base de la vida carnal, el espíritu y la meditación lo son de la vida espiritual. Ambos se compenetran por la causa de la evolución, de esta manera, el espíritu precisa de la carne y la mente para someterse al rigor de la prueba para continuar con el proceso evolutivo.


   Estamos viviendo un período de tiempo en este planeta en el que las tendencias vibratorias reinantes nos impulsan a un cambio de atención en nuestros, hasta ahora, hábitos establecidos. Así como a lo largo de los siglos la humanidad ha ido evolucionando como un conjunto energético con la atención fundamentada en principios mentales, llega el momento en que esto ya no es suficiente, y en muchas ocasiones sin saber por qué causa buscamos algo más que nos reconforte ante la insatisfacción establecida.


   Las vibraciones reinantes nos conminan a redirigir la atención hacia el interior, hacia el espíritu. Es el momento de ser científicos, pero cambiando la óptica, que en este caso no será otra que la entrega. Si observamos de manera desinteresada, sin prestar atención en aquello que proceda de los sentidos, y especialmente de la mente, entonces nuevos horizontes se nos presentarán.


   Seamos uno con nuestra propia energía vibratoria. Seamos sólo observadores de aquello que acontece en nuestro interior. Contemplemos el discurrir de las energías mentales en forma de pensamientos o estímulos físicos, pero con actitud científica de observadores desapegados. No reaccionemos ante nada, sólo observemos siendo testigos desapegados de lo que acontece.


   El que profundiza en la meditación contemplativa areactiva se sumerge con la práctica en la quietud y el silencio, lo que le abstrae de las mareas vibratorias que genera la mente en sus distintas manifestaciones. Es entonces que el presente se establece para trasladarnos a la paz y la armonía, puesto que si el clamor de la mente cesa en su actividad frenética ¿qué queda entonces que nos pueda perturbar o siquiera inquietar?.


   Cuando esto se produce, es cuando la observación se muestra limpia y cristalina, de manera que un nuevo estado evolutivo comienza a tomar forma en nosotros. Este es el impulso que la tendencia vibratoria universal comienza a establecer en este planeta. La humanidad siente la llamada interior, solo que muchos aún andan perdidos entre la espesura de un mundo mental que reniega de este camino.


   Lenta pero seguramente el proceso de cambio va tomando forma en la Tierra, y la tendencia es clara y manifiesta en el sentido del despertar espiritual. Sumemos todos nuestro granito de arena por la causa del cambio vibratorio. Es momento de reconocimiento interior, de observación, pero sobre todo, de reencuentro.

   

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