Amados hermanos míos...
Las sensaciones, las emociones y los pensamientos os sumergen en un mar de incongruencias vibratorias que perturban el correcto discernimiento. Ustedes miran pero no ven, con lo que caminan a tientas por entre las tinieblas de la ignorancia.
Muchos de ustedes en este mundo se erigen en maestros capaces de hacer que las masas les sigan y hasta veneren, ¿pero cómo un ciego puede conducir a otros tantos?. Tamaña desventura merece una profunda reflexión, de manera que las observaciones cobren sentido que se fundamente en el espíritu y no en la carne o mente.
El buscador de la Verdad auna esfuerzos que le saquen de este mundo que ya no le es franco en sintonía vibratoria y, para ello, buscan incansablemente qué o quién le ponga en el Camino. De aquí en adelante unos se apoyarán en otros para ir creciendo en conocimientos y aptitudes de manera que, antes o después, lleguen a un punto muerto donde las enseñanzas y las vivencias hasta ahora aparentemente profundas queden sin reflejo.
Y este es el momento en que el globo del ego henchido por "tantos conocimientos" no les permita observar en modo alguno el Camino, la Verdad y la Vida.
Es entonces que aquellos conocimientos que te han sido suministrados por maestros de lo mental, dejen de cobrar sentido para usted que tras años de búsqueda sigue presa de las tempestades de este mundo. Llega el momento de cambiar de tercio y redirigir la atención hacia adentro, pero no de un modo controlado o bajo condiciones de liturgias dominantes.
Es el momento en que el buscador debe cesar su actividad febril y abandonarse a su propia esencia espiritual. Tengan ustedes bien presente que hasta que la mente no cese en su actividad, no serán capaces de observar más allá de las apariencias de la carne y los límites que marque la mente. Si usted piensa entonces se restringe a los dominios de este mundo mental, mas si usted cesa entonces el horizonte carecerá de límites.
Una vez el buscador deje de serlo, nuevos horizontes le son revelados ante la entrega sincera y desinteresada. Y, la Verdad se acercará para revelarle el Camino. Es entonces que usted podrá divisar al Maestro que hasta entonces pasaba desapercibido, pues él no busca réditos de este mundo que le es ajeno por completo.
Sólo entonces la vasija de su espíritu estará presta para recibir aguas que le inunden de la Verdad y la Vida que le encaminen hacia nuevos horizontes de Realidad. Ese será el primer gran paso que haga que por lo menos uno de sus ojos observe por entre la espesura vibratoria que antes le cegaba para no permitirle operar con naturalidad.
Este es un mundo de ciegos donde sólo unos pocos han comenzado a abrir los ojos a la Verdad y sepa usted que ninguno somos diferentes del resto, ni mejores ni peores, porque por algo será que compartirmos este encierro pactado en la cárcel de la mente que gobierna este mundo con mano férrea.
Sepa que la Vida le espera, y que no será capaz de encontrarla hasta que la mente cese en su actividad frenética. Muchos dicen ver, pero de cierto les digo que pocos ven. Muchos dicen saber, pero de cierto es que pocos saben.
Entréguense al espíritu, cesen la búsqueda y sumérjanse en meditación contemplativa, pues el horizonte estrecho de la mente ya no cabe para muchos buscadores.
Queden en paz