Al abrigo del espíritu que en estos tiempos se manifiestan distintas expresiones de la Verdad, mas ésta podrá reconocerse por aquellos que hayan podido rescatarla desde su interior a través de un ejercicio de fe, de entrega, de oración, de meditación o de contemplación.
El tiempo de búsqueda ha expirado, pues como hemos visto en anteriores artículos, y según indicaciones de maestros de luz, existe una corriente de energía universal que apunta en su discurrir natural hacia el reconocimiento interior. Esto se obtiene principalmente de la práctica meditativa de entrega sin reacción a estímulos externos, es decir, mentales y/o físicos, o lo que es lo mismo: la contemplación.
Muchos siguen buscando, con ahínco y desespero en algunos casos, la llave que les conduzca al entendimiento de cuanto acontece, y para ello se apoyan en creencias o doctrinas de toda índole. Van dando tumbos de un sitio a otro, sin que nada les satisfaga del todo, pues siempre hay algo más que buscar. ¿Pero usted se ha parado a meditar qué es lo que busca?, ¿o simplemente se deja llevar por un irrefrenable impulso?.
Estas y otras muchas preguntas se habrá planteado usted en algún momento de su vida, y no es fruto de la casualidad, sino de una llamada interior de su espíritu para que le preste la debida atención. Esto ocurre cada vez en mayor medida debido, como ya dije, a que las vibraciones naturales empujan al conjunto planetario a una nueva dimensión energética. De esto se deduce que usted, aún sin ser consciente plenamente de ello en la mayor parte de los casos, se ve arrastrado por este irrefrenable impulso vibratorio natural.
Es entonces que debe dejarse llevar, sin embargo, y ante la variada "oferta espiritual" y para que no caiga en el engaño que le conduzca al desánimo, usted debe mirar hacia adentro y no hacia fuera donde la mayor parte de las veces será presa del oprobio derivado de una mala interpretación o indicación por parte de otros.
Las vibraciones reinantes nos conminan indefectiblemente a la práctica meditativa, donde la atención se redirija hacia nuestro interior, pues ahí encontraremos lo que buscamos, y tenga la completa seguridad de que no seremos engañados por nuestro propio espíritu. Abandone toda búsqueda, pues lo que extraiga como producto de sus sentidos físicos o mentales será, por más cierto que sea, sólo un breve reflejo de la Verdad que se halla impresa en nuestro interior, y que está presta a que la tomemos.
Meditemos pues cada día, tomémonos un momento para poner la atención de manera natural y entregada en lo que somos en Realidad, es decir, espíritus imperecederos parte de un todo energético universal. Todos somos uno, y es poniendo la atención en el espíritu de manera contemplativa que seremos conscientes, en mayor o menor medida, de esta Realidad existencial.
Alimente cada día esa llamada interior que le impulsa a un plus de Realidad. Láncese a ese río de tendencia vibratoria universal que le conmina a aventurarse en la Verdad, y entréguese sin friccionar para que el entendimiento le sea revelado por cuanto acontece en usted y alrededor suyo, que a la postre le conducirá a Yo Soy el que Soy.
Disipe sus dudas desde la contemplación, obsérvese sin reaccionar, sea testigo desapegado del juego de la vida carnal, pues esto no somos en Realidad. La Verdad es más sutil que lo que los sentidos mundanos alcanzan a interpretar, por tanto, sólo abandónese, esto es todo y nada más. No especule mentalmente en modo alguno, pues sólo debe observar. Aprenda a ser consciente del silencio del espíritu, pues éste será revelador de que está en el camino.