BENDICIÓN URBI ET ORBI DE LUZ EN LA TIERRA

 
   Amados hermanos, me dirijo a ustedes con el fin de hacerles partícipes de todo cuanto acontece en vuestro interior y por cuanto os rodea. Nada es esquivo en modo alguno a la interpretación de un espíritu libre de todo condicionamiento mental. Esta es indudablemente la meta de todo aquel que se encuentre en el tránsito de aprendizaje carnal o en el receso que precede a la reencarnación.

   Aquellos que buscan incansablemente, un día encuentran que por más que ponen energías y buena disposición en ello, todos los esfuerzos son infructuosos. Y es entonces que la indolencia hace acto de presencia por el establecimiento mental de ciertas dudas inquisitorias.

   El problema radica fundamentalmente en que se debe diferenciar entre voluntad y buena disposición, que obedece absolutamente a la parte menos sutil de la Realidad espiritual en su conjunto vibratorio; y la entrega y contemplación como exponente inequívoco de sublimación de la naturaleza espiritual.

   Con el restablecimiento de la atención, el camino se dispone diáfano para que los pies del neófito se adentren en el reconocimiento de su propia naturaleza espiritual, lo que le conduce a la libertad necesaria para la interpretación.

   La bendición recae sobre aquel que se reencuentra tras haberse perdido, y la misma le abraza para siempre en un despertar de paz y sosiego. El río de la vida le ha arrastrado para sí, de manera que el uno y el otro sean ya indistinguibles. Vienen días en que la colectividad sea el bien más preciado para todos ustedes, por cuanto el reencuentro individual en el discurrir del río de la vida conduce a meandros de libertad para el conjunto vibratorio planetario.

   Bendito será el día en que el uno deje paso al Todo que Yo Soy el que Soy. Y de cierto les digo que no está lejos el tiempo en que el establecimiento de la luz sea urbi et orbi. Todo está en marcha, todo está dispuesto para que el cambio vaya posicionándose en el planeta a distintos niveles de sutileza vibratoria.

   Préstense a la meditación diaria, ámense para luego amar a otros. Manifiesten flexibilidad por cuanto acontece en ustedes y en aquello que les rodea, es decir, no juzguen, sólo permitan que las energías sigan su curso. No se identifique con su apariencia física o mental, pues esto no es. La Realidad es otra bien distinta, somos espíritu, sólo que rodeados de una pesada losa de incongruencias mentales que condicionan y distorsionan la Verdad de la vida.

   No pierda el tiempo en disquisiciones mentales, pues siempre le conducirán a un terreno pedregoso de dudas e incertidumbres. La respuesta a todas sus preguntas se halla en el silencio que resulta de la entrega a la práctica meditativa. El gobierno de este mundo carnal cesará en cuanto usted pise terreno santo, que no es otro que el silencio que se establece como elemento disuasorio definitivo.

   Escuchen en el silencio, pues lo que de ahí extraigan será una bendición para usted y para aquellos que le rodeen. Es el momento de sumar silencios vibratorios que confieran de libertad a este mundo que por momentos parezca perderse. Pero no teman, porque esto no obedece a la Realidad, es sólo un residuo delirante del pragmatismo mental que se ve avocado al silencio de una nueva era.