Sincronismos de la Creación...
Sí que es cierto que la humanidad encarnada se ve impulsada por una corriente vibratoria de profunda reflexión y cambios internos. Ya para la mayoría, las interpretaciones mentales y/o emocionales pierden peso para fundamentarse otras de mayor calado vibratorio. Vivenciamos experiencias interiores que apuntan a un enriquecimiento en las interpretaciones diarias. No todo es lo que parece, hemos abierto una puerta a una interpretación más amplia y sutil.
La vida sigue su curso natural, y nosotros como parte de la misma hemos de integrarnos en la perfecta sincronicidad de la Creación. Somos energía, parte indivisible de la misma. Para entender la Realidad de lo que somos y de lo que nos rodea, hemos de imbuirnos de la Verdad. ¿Pero qué es la Verdad?.
La Verdad es la resultante de contemplarnos como una pieza fundamental dentro de un gigantesco organigrama creativo. Cuando somos observadores de nuestra propia naturaleza, surgen los reflejos de nosotros mismos en todo aquello que nos rodea. Cuando el observador se multiplica en todas y cada una de las partes de la Creación entonces su consciencia ha despertado y su amplitud se ha magnificado por serle revelado entendimiento de conjunto.
El Camino a seguir es claro y diáfano, hemos e meditar contemplativamente sin reaccionar antes los embistes de la mente. Con la práctica se acentúan los estados de consciencia que, sostenidos en el tiempo, nos conducen a la iluminación fruto de la Verdad.
Todos estamos en el Camino, sólo que unos se ven aún reflejados en menor cuantía en aquello que le rodea, sin embargo, ineludiblemente todos recorreremos el mismo trayecto. Es cuestión de como y cuando, nada más.
Seamos conscientes de la hermosura de las vibraciones de las que se compone toda la Creación, de lo vasta y variada que es la composición de la misma, donde cada uno de nosotros tiene un color y una frecuencia especial que brilla por entre las demás. No somos ni más ni menos importantes que el resto, pero eso sí, todos absolutamente imprescindibles para que el conjunto adquiera sentido.
No debemos despreciar o desdeñar en modo alguno a ningún elemento de la Creación, pues en la integración está el valor sincrónico de la misma. No tendría sentido nuestra existencia sin aquellos condicionamientos que nos mantienen en tensión cada día, pues estos nos someten a la tan necesaria probatura de carácter evolutivo.
Seamos conscientes de que entre nosotros no hay ni malos ni buenos, ni más importantes ni menos. Pues si observamos de manera desapegada ganamos en entendimiento de conjunto y, es entonces que somos conscientes del por qué de todo lo que somos y de aquello que nos rodea.
Juzgar es síntoma de debilidad, juzgar es no conocer, juzgar es no amar en modo alguno. Todo sabio que ha despertado a la Verdad observa los acontecimientos que se producen en su vida como algo ajeno a su espíritu pero necesario para su proceso de aprendizaje. Fruto de la observación gana en profundidad de campo a la hora de valorar acontecimientos y, no obstante, se abstiene de ello, porque confía, tiene fe de que el río de la Vida le conducirá sin más dilaciones allá donde ni sabe ni espera, pero debe ir.
Amemos nuestro espíritu, nuestra vida, la de nuestros hermanos, todo cuanto existe conocido y aún por conocer, pues esta es la actitud que honrará el devenir de nuestros movimientos vibratorios.
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