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domingo, 28 de abril de 2013

Meditación y atención nos conducen por El Camino




Mar de nubes en Tenerife


   El acierto o el desacierto para todo ser encarnado no debe ser óbice para que sigamos en el proceso de aprendizaje, pues aunque presa de las apariencias, la humanidad encarnada suele perder el auténtico sentido de los acontecimientos.

   No debemos perder de vista aquello que es cierto, de aquello que lo aparenta. Y la única forma que tenemos para discernir lo uno de lo otro se halla inequívocamente en nuestro interior, y para acceder a ello sin interferencias debemos recurrir a la meditación contemplativa.

   Nada es esquivo para el que se somete a sí mismo, para el que se entrega, para el que desoye pensamientos e ideas, para el que permanece ausente de tendencias o modas. El Camino para el reencuentro con nuestra verdadera naturaleza pasa por la contemplación.

   La vida carnal es, desde luego, necesaria, y se debe vivenciar con el propósito ineludible de liberarnos de cuitas que venían apesadumbrando nuestro espíritu. La ignorancia no es más que haber equivocado el punto en el que debemos posicionar nuestra atención. Pues cierto es, que allí donde esté depositada su atención, ahí estará usted.

   La atención es el anzuelo que hace que nos sujetemos con más o menos fuerza a un objetivo. Y debemos preguntarnos ¿cuál es nuestro objetivo actual?, ¿es esto lo que quiero, lo que necesito realmente?. Seguro que si usted se está haciendo esta pregunta, pero no a nivel mental, sino bajo el silencio de una meditación, probablemente se lleve una sorpresa al ser consciente de cuan débil y desviada es su atención del objetivo principal que la requiere.

   Luego, si no hay una atención férrea que establezca firme un objetivo espiritual, todo aquello que aparentemente parece darnos sustento, antes o después, caerá por su propio peso para mostrarnos todas nuestras miserias.

   A propósito de la atención les dejo esta canalización de un hermano de luz...

   "Queridos y amados hermanos míos, me dirijo a vuestros espíritus que no a vuestras mentes. Sabeos espíritus doblegados por el peso de las apariencias y el influjo casi irresistible de la mente"

   "Para entender la Verdad de la Vida, el propósito pasa por ausentarse de las apariencias que nublan vuestro justo discernir. Normalmente es la mente la que os somete para llevaros de aquí a allá como resultado de distintos energías que se asocian para arrastraros con ellas".

   "Hasta que no exista libertad mental y emocional, seguiréis siendo presa de las apariencias, sin ser conscientes de la Verdad de lo que todos somos en esencia, es decir, espíritus. Esto no es una palabra que se pronuncie, no es una actitud, ni siquiera podéis acceder a ello a través de un acto volitivo. ¡No!, el Camino reside en primera y única instancia en la atención".

   "Así, dedicad tiempo a la meditación contemplativa y domesticad para ello la atención. Sed silencio y no mente, sed certeza y no apariencias".





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