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domingo, 9 de diciembre de 2012

EL CAMINO DEL MAESTRO



Valle del Cercado en Anaga (Tenerife)


   Que hermosa es la vida cuando se encuentra el equilibrio suficiente como para poder interpretarla y, sin embargo, que angustiosa y problemática se manifiesta ante los ojos de aquellos que aún permanecen ciegos a la Realidad de la Creación y de sus armónicos movimientos energéticos.

   Todo depende del punto de vista vibratorio desde el que se observa la vida, así para aquellos seres elevados ausentes de carne, ésta cobra un nuevo sentido que escapa al intelecto de la mayor parte de la humanidad encarnada que aún se mueve en el horizonte mental.

   Con la observación desinteresada y espontánea, el aprendiz se sumerge en un nuevo conocimiento vital, que no es otro que el descubrimiento de los variopintos intercambios vibratorios a los que todos los seres de la Creación nos vemos sumidos. Nada ni nadie escapa al intercambio vibratorio que busca pulir nuestras impurezas. La Creación se moviliza por causa de la evolución.

   Sabio es aquel que despierta de la ignorancia del letargo mental para liberarse y por ende entender el comportamiento de las energías de su espíritu encarnado o desencarnado. Ha aprendido a ser paciente, a observar y a no reaccionar ante estímulo alguno.

   Cuando el sabio permanece en este estado de consciencia sin pensamientos, establece que no hay más maestro que aquel que nace de la entrega y la rendición a la majestuosidad del espíritu que se refleja de igual manera en él que en todos sus hermanos. Entiende por fin, que nada hay que le distinga del resto, pues hasta ahora lo que veía de mal en el resto de sus hermanos no era sino la confirmación de sus propias debilidades internas.

   El sabio observa y ve en otros lo que hay en sí mismo, luego se ama para amar a sus hermanos y ama a sus hermanos para amarse a sí mismo. Alcanza la automaestría en el entendimiento de la Verdad, y ésta le alcanza para no abandonarle jamás. El Maestro asciende entre la espesura vibratoria para ser fuente de sabiduría y luz, y su puerta permanece abierta para siempre.

   Muchos continúan buscando pero sólo unos pocos encuentran, y esto es debido a que el intelecto y las liturgias adormecen al espíritu por causa de las emociones y la mente. Entender es cesar, amar es aceptar...

   Muchos Maestros muestran al mundo el Camino sin llamar la atención para sí mismos y sin esperar rédito alguno por las obras que desarrollen. Esto se entiende porque la puerta de su espíritu está abierta al paso de corrientes vibratorias de luz, que serán siempre las apropiadas para impulsar movimientos de crecimiento en la humanidad.

   No piense usted sobre ello, sólo contemple observándose a usted mismo. No reaccione y abandónese porque este es el Camino que conduce a la Libertad. Parecerá estar lejos a efectos mentales y emocionales, pero la Verdad es que estará más cerca de sí mismo y del Creador.

   No busque maestro alguno que le guíe, pues si practica la meditación contemplativa, se muestra firme y comedido en sus actos y hábitos, y se entrega, el Maestro le saldrá al paso para mostrarle aquello de lo que usted adolece para liberarse. Tenga fe...
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viernes, 3 de febrero de 2012

¿QUÉ SON LOS MILAGROS? - LA FE MOTOR DEL ESPÍRITU, LA VERDAD.

   La manifestación más hermosa, a la vez que poderosa, de la divinidad entre nosotros se produce con lo que denominamos milagros. ¿Pero qué es realmente un milagro?, ¿y por qué se producen?, ¿Cuál es el secreto que entrañan?.

   Bien, doy por sentado que todos conocen historias que refrendan tales hechos extraordinarios. Traigamos a la memoria aquellas alucinantes hazañas realizadas por personajes tan elevados como Martín de Porres, Buda, Krishna, Pedro, Juan, Pablo, Mahoma, entre otros. Pero el gran hacedor de milagros es sin duda el gran maestro Jesús.
 
   Extraordinarios son, y digo son que no fueron, porque estas hazañas fueron realizadas con la finalidad de que quedaran establecidas como faros, que iluminen la costa hacia la que debemos dirigir el navío de nuestro espíritu en los momentos en que se desaten las tempestades de nuestra mente, para que así no encallemos y naufraguemos en nuestra enconada búsqueda de la Verdad que nos libere.

  El Maestro Jesús fue capaz de sanar a los desahuciados, caminar sobre las aguas, tornar el agua en vino, multiplicar los panes, expulsar demonios, calmar las tempestades, pero por encima de todo, su capacidad para resucitar a los muertos.

   Obviamente, para la mente estos hechos obedecen a lo sobrenatural, y por tanto le son muy difíciles de asimilar. Sin embargo, el espíritu cuenta con una herramienta que aún sin haber sido testigo de tales hechos, le indica que los mísmos se produjeron. Esta herramienta es la fe, que no debe ser confundida con la voluntad mental de creer con ahínco en algo, lo que nos conducirá al error y en ocasiones a la fatalidad de cometer disparates, aún con el convencimiento de que obramos correctamente.

   La fe es la llamada del espíritu hacia valles frondosos en los que brillan la paz y la armonía. La fe no obedece a impulso físico alguno, es una poderosa energía espiritual que nos moviliza en el camino de la Verdad. El verdadero hombre de fe sabe cual es su camino, aún sin contar con pruebas palpables. Sigue ese camino con determinación, y sin saber por qué extraña razón, sigue adelante  aún cuando la duda mental le asalte.

   El príncipe de este mundo es la mente, y sus guerreros más fieros son los pensamientos que nos embargan en la duda. Desde que tomamos carne, nuestro espíritu vive subyugado y esclavizado por este despiadado monarca, que bajo ninguna circunstancia permite que ninguno de sus esclavos se libere de las cadenas que lo oprimen. Desde luego que este es un reino hecho a su medida. Es el ilusionista que nos introduce en un sueño que ha veces se torna en oscuras y delirantes pesadillas.

   Sin embargo, grandes y extraordinarios maestros ascendidos han descendido a este mundo para que nosotros, espíritus esclavizados por un despiadado monarca, nos levantemos en revuelta de Luz contra el tirano. Estos maestros son los revolucionarios que el desalmado príncipe ha intentado destruir, para acallar así a las multitudes espirituales que se habían rebelado contra su tiranía.

   El tirano mental ha sufrido ya, sin saberlo, una grieta entre sus filas, que permita  para siempre que unos pocos rebeldes reconocedores de la Verdad encuentren el camino de la libertad. Los milagros como tal no son otra cosa que concreciones energéticas realizadas por un conocedor de la Verdad. ¿Y se preguntarán que es la Verdad?. Pues bien, cuando un espíritu se ha elevado en consciencia escapando de los extremos energéticos que le oprimían, el silencio del espíritu se apodera de él conduciéndole a cotas donde las cualidades divinas le son reveladas para establecerse.

   Esto puede ocurrir en un segundo como en eones, la diferencia estriba únicamente en la fe. Así el más elevado entre los espíritus contará con una cota de fe mayor que el resto. Esta es la diferencia entre manifestar una concreción energética en mayor o menor medida. El milagro es producto de la fe, y en la medida en que la poseamos, seremos capaz de obrar.

   Toda la Creación es una concreción energética que toma diversas formas físicas, pero en el fondo es pura energía creadora. Para el espíritu que la reconoce desde una óptica mucho más amplia, se vale de la misma para su obra. La energía no es estática, es factible de ser transformada, de hecho toda la Creación se halla en continua transformación. Nada muere como tal, sólo se transforma.

   Para el maestro Jesús, el obrar un milagro no suponía ninguna dificultad, pues tan sólo transformaba o transmutaba las vibraciones energéticas para que la concreción derivada físicamente fuera de su agrado.
Él estableció que estos prodigios podríamos realizarlos nosotros si tuviéramos fe...

   "Si tuvierais fe, prodigios más grandes que éstos realizaríais...le diríais a aquella montaña, ve de aquí a allá y así lo haría..."


   Para obrar milagros o transmutación de las vibraciones hemos de escapar de los extremos de este mundo, así como amarrar la mente que nos turba y entorpece. La meditación contemplativa sigue siendo el camino más corto y directo hacia tal fin. El que se entrega y no espera recompensa alguna derivada de sus acciones se encuentra. Con el encuentro viene el reconocimiento. Con el reconocimiento surge la Cualidad. Con la Cualidad se alcanza la Verdad. Con la Verdad se propone la Sabiduría. Con la Sabiduría la fe se exacerba. Con la fe se moviliza la Creación...

 

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