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domingo, 27 de octubre de 2013

Angeles y demonios, el discernimiento de la Realidad




 
   En toda observación mental se establece una dualidad que hace que la Realidad espiritual como tal quede absolutamente desvirtuada, donde todo lo creado se identifica como bueno o, por el contrario, malo. Así, desde la limitada óptica mental, se establecen estructuras y leyes que delimitan ambos mundos como intransigentes los unos con los otros.

   Pero lo cierto es, hermanos míos, que ni la bondad ni la maldad son realidades cuntificables, caminos identificables o metas alcanzables. Ni ángeles ni demonios son propietarios en modo alguno de unas u otras esferas. Sí, cierto es que bien y mal son estados absolutamente complementarios en todo proceso de aprendizaje. Lo uno va de la mano de lo otro, pero ni unos son buenos ni otros son malos.

   El que aún tiene limitado su campo de visión para la comprensión de los acontecimientos vibratorios que se vienen sucediendo en nosotros y alrededor nuestro, ve y, automáticamente, establece mentalmente juicios de valor que desvirtúan totalmente la Realidad.

   El bien y el mal se suceden entre sí como parte de un Todo absolutamente preciso y perfecto, donde todas las partes son absolutamente necesarias y preciosas. Nada de lo que acontezca en la Creación debe ser despreciado por el Sabio Maestro que ha despertado de la ignorancia de la mente.

   Cuando despertamos a la paz mental, entonces el espíritu se ve capaz, por fin, de escrutar la Realidad para así, ser consciente de la misma. Todos somos hermanos indivisibles en un Todo excelso e inescrutable.

   Sin embargo, la inmensa mayoría de la humanidad encarnada o desencarnada vive aún sujeta a los pares de opuestos, cielo e infierno, ángeles y demonios, bien y mal. Para ser libres y entender el funcionamiento de nuestro propio ser y, por ende, de todo aquello que nos rodea, debemos meditar contemplativamente ausentándonos de todo juicio de valor ante el devenir de los acontecimientos.

   El Sabio que despierta, observa y, con ello, aprende sin que su mente le perturbe en modo alguno. La Realidad es la certeza que se esconde tras la mente y, sin embargo, para ser consciente de la misma se la debe obviar.

   Nadie es más importante que el resto y mucho menos mejor o peor, tan sólo somos lo que somos en cada momento como resultado de un cúmulo de interacciones vibratorias que producen tal efecto pasajero. Pero no somos esto en modo alguno, lo que somos es el conjunto de todo aquello que fuimos y que ahora se ve reflejado.

   Con el cambio de nuestras acciones, modificamos nuestro reflejo. Somos lo que hemos sembrado. Pero para ser conscientes de ello sin recurrir a la mente, debemos someternos al rigor paciente y constante de la meditación contemplativa, donde a través de la observación arreactiva incoamos nuevos horizontes de Realidad.

   Observe sin friccionar, déjese llevar, no espere resultados algunos, tan sólo láncese al Rio de la vida espriritual que fluye en la Creación para que este le muestre El Camino...
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viernes, 13 de enero de 2012

ESPÍRITUS DE LUZ - ÁNGELES Y ARCÁNGELES

   Antagónicamente al artículo anterior en el que pormenorizamos a la oscuridad, ahora vamos a poner la atención en el extremo opuesto. ¿Quién no ha oído hablar de ángeles?. ¿O de espíritus de luz?. Son términos muy comunes, pero ¿realmente sabemos que son?. Vamos a intentar profundizar en ello.
   Como ya hemos comentado, todo ser vivo vive sujeto a la rueda de la reencarnación, que le sirve al espíritu para ascender. Pues bien, cuando un espíritu va aglutinando experiencias como consecuencia de muchas encarnaciones, éste va creciendo, evolucionando, ascendiendo. Como resultado el espíritu va adquiriendo más luz.
   Con el crecimiento de esta luz, el espíritu se acerca al momento en que por sus méritos contraídos y por sus karmas saldados trascienda a la carne y se adentre en el reino del espíritu en planos superiores de consciencia.
Una vez ocurre esto, se convierte en un espíritu de luz, en un ser ascendido.
   Es en estos momentos cuando pasa a otros planos en los que debe seguir evolucionando y trabajando, pero en tareas más arduas y específicas de su nueva condición.
   Así como los seres entorpecidos producían afectaciones sobre los que contamos con carne en este plano, los espíritus de luz igualmente producen sobre nosotros poderosas influencias. Lógicamente éstas influyen favorablemente sobre nuestras vidas.

  • ÁNGELES.

   En la luz existen diferentes escalafones de evolución. Existen seres de luz muy elevados, a los que nos referimos comúnmente como ángeles. Éstos cuentan con ocupaciones específicas a la cualidad que han desarrollado tras evolucionar el carácter que se habían forjado mientras vivían encarnados.
   El carácter en su aspecto más sutil se vuelve una hermosa cualidad, de la que nuestro Padre se valdrá con fines trascendentales. Estos ángeles son enviados por la luz a provocar positivas influencias sobre nosotros por una causa justificada.
   Suelen acudir cuando se les requiere mediante la oración. Sólo que no siempre se les permite interceder por el requeridor o suplicante, por diversos motivos entre los que podría estar la necesidad de aprendizaje del mísmo.

  • ARCÁNGELES.

   En otro estado más elevado aún encontraríamos a los arcángeles, quienes gobiernan poderosamente las huestes angélicas. Son éstos quienes cuentan con un poder y conocimientos supremos en la luz. Gozan de un amor sin igual. Y las cualidades angélicas se hacen sublimes en éstos, siendo la manifestación viva del amor divino.
   Son todopoderosos en la luz, y su influencia sobre nosotros nos eleva por encima de nuestra naturaleza para adquirir consciencia de la Realidad. Aún con todo este poder, su naturaleza es la proximidad, el amor y la compasión hacia todos nosotros.
   Nuestros guías espirituales de los que hablamos en otros artículos, pueden ser de naturaleza angélica o también arcángeles, en casos donde el guiado ha de realizar tareas trascendentales en su encarnación humana. Y suelen utilizar muchas veces nuestros sueños para reconducirnos adecuadamente.
   Como hemos ido comentando en estos últimos artículos, esto nos conduce ineludiblemente a la conclusión de que todo funciona con una precisión absoluta. Aún desde la limitada óptica que produce la mente humana nos parece grandioso. Pero si fueran capaces de elevarse sólo un poquito por encima de esta limitación, lo que observarían les llenaría de gozo y regocijo.
   Les invito a que sigan en el camino. Un camino de moderación y de reconocimiento interior. Donde la realidad se tornará en REALIDAD. Y tengan todos presente siempre que  luz y oscuridad son extremos antagónicos, pero complementarios. No puede existir lo uno sin lo otro, puesto que así está dispuesto en la Creación.
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